El topógrafo dejó tres hijos en la orfandad, los mismos que han quedado sin el sustento de su padre: una a punto de iniciar la universidad y dos menores de edad. Hasta el momento, no han recibido ni un sol de ayuda, ni de los seguros que les corresponden por derecho. Esta situación ha generado una profunda preocupación y angustia en la familia, que se siente desamparada.
Los verdaderos responsables del proyecto nunca dan la cara, según relata la viuda. Solo se presentan «representantes» que, al parecer, son subcontratistas y se limitan a pasar la responsabilidad de un lado a otro, sin ofrecer una solución concreta a la familia afectada.