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“La desnutrición impacta de manera negativa al crecimiento y desarrollo del niño: a su estatura, desarrollo cognitivo, disminuye sus defensas naturales haciéndolos más susceptible a enfermedades, y puede desencadenar en una muerte prematura”, aseveró Chávez.
La especialista explicó que los programas como Qali Warma y comedores populares en la región están correctamente orientados, pero es necesario reforzar la supervisión en campo, para lograr el mejor aprovechamiento de los alimentos que se proveen a la comunidad.
“En vista del crecimiento de las ollas comunes y comedores populares, es fundamental que las municipalidades implementen el acompañamiento de un especialista en nutrición, para realizar sesiones educativas sobre alimentación balanceada, manipulación de alimentos, elaboración de menús saludables, entre otros”, explicó la especialista de UPN.
La desnutrición es un problema que afecta a la población peruana en general. De acuerdo a la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) realizada en 2020, el 12,1% de la población menor de 5 años del país sufre desnutrición crónica. Los departamentos con más altos índices de desnutrición son Huancavelica, Loreto y Cajamarca.
Para la especialista, la desnutrición crónica infantil y sus consecuencias no siempre se evidencian de manera inmediata. Un niño que padeció de desnutrición será un adulto con mayores probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas y ser menos productivo en el entorno académico y laboral.
Nota de prensa / UPN