En junio de 2020, en plena pandemia de COVID-19, un accidente de tránsito cambió la vida de la familia Alberca Rosillo. Una moto lineal, presuntamente conducida por una persona en estado de ebriedad, impactó violentamente contra la mototaxi en la que viajaban Aguide Alberca, su esposa y su hija de tan solo cinco años, Senjeli. El hecho ocurrió en la provincia de San Ignacio, región Cajamarca.
Las consecuencias fueron devastadoras: la pequeña sufrió graves quemaduras en casi todo su cuerpo, mientras que sus padres también resultaron con serias heridas. Su recuperación ha sido un proceso largo y doloroso, con intervenciones quirúrgicas que continuarán hasta su adultez. Pero además del sufrimiento físico y emocional, la familia enfrenta otra batalla: la falta de justicia.
Un proceso legal estancado
A casi cinco años del accidente, el responsable del siniestro, identificado como David Jair Abas Rosales, aún no ha sido sentenciado. Pese a las pruebas que confirmarían que conducía en estado de ebriedad, el caso sigue sin resolverse en el sistema judicial.
«Estamos cansados de esperar. Mi hija necesita atención médica constante, cirugías, medicamentos. Pedimos justicia, no por nosotros, sino por ella, porque es un daño de por vida», expresa con angustia Aguide Alberca.
Un futuro incierto
Saint Jelly ha tenido que lidiar con cirugías reconstructivas y el impacto emocional de su condición, sumado al rechazo y el bullying que enfrenta en su día a día. Los médicos han indicado que su recuperación completa tomará años, con intervenciones progresivas hasta la adultez.
Mientras tanto, la familia sigue esperando respuestas del sistema judicial. «El accidente ocurrió en 2020, la pandemia pasó, pero el juicio sigue sin avance. ¿Cuánto más debemos esperar?», cuestiona su padre.