A pesar de la falta de recursos, como la ausencia de un psicólogo permanente en la institución, el colegio ha puesto en marcha diversas estrategias con la colaboración de docentes, padres de familia y organizaciones externas.
Cieza señaló que un promedio de treinta estudiantes con casos relevantes es atendido por las instituciones como la ONG Esperanza, que cuenta con un equipo de seis psicólogos voluntarios. Este grupo trabaja directamente con los estudiantes, brindando apoyo psicológico y realizando intervenciones oportunas.
El director subrayó la importancia de involucrar a los padres de familia en el proceso educativo y preventivo, agregando que muchas veces los padres descuidan el seguimiento de sus hijos al pasar de primaria a secundaria.
En comparación con años anteriores, Cieza afirmó que se ha observado una leve disminución en los casos de adicciones y conductas problemáticas, gracias al seguimiento y apoyo psicológico continuo. Sin embargo, reconoció que identificar estos casos a tiempo sigue siendo un reto.
El director también lamentó la falta de un psicólogo permanente en la institución. “Es necesario contar con un profesional a tiempo completo, especialmente en colegios como el nuestro, con más de mil estudiantes”, afirmó Cieza, señalando que, aunque existe un marco legal que respalda la contratación de psicólogos, los problemas presupuestarios han impedido la implementación de esta medida.
Finalmente, el director también envió un mensaje a sus colegas: «No podemos ocultar esta realidad. Es un problema social que afecta a todos. En la medida en que lo reconozcamos y busquemos ayuda, podremos recibir el apoyo necesario. Las instituciones están dispuestas a colaborar, pero debemos dar el primer paso».
