En el artículo titulado “Una historia revisada de la domesticación del cacao en la época precolombina revelada por enfoques arqueogenómicos”, el equipo de investigadores liderado por Claire Lanaud, del Instituto Agap de la Universidad de Montpellier, sostiene que la Amazonia fue un importante centro mundial de domesticación de plantas, donde la selección comenzó entre el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano, explotando y generando así una nueva diversidad proporcionada por una mezcla genética de árboles de Theobroma cacao (nombre científico del cacao) introducidos de diferentes orígenes.
“Dentro de la Amazonia se reportó un importante centro de recursos en la región de Iquitos, en Perú, donde se originaron varios grupos genéticos de Theobroma cacao, más notablemente los grupos denominados Marañón, Nanay, Iquitos y Contamana”, indica el estudio.
Argumenta que las interacciones entre la Amazonia y los pueblos de la costa del Pacífico que involucraron el uso y domesticación del cacao probablemente ocurrieron durante las primeras etapas de la agricultura.
“Esta inferencia se basa en nuestra observación de que el cacao originario de varios grupos genéticos de Theobroma cacao ubicados en la Amazonia peruana, se observó en las culturas más antiguas de la costa del Pacífico de Valdivia, en Ecuador, y Puerto Hormiga y San Jacinto en Colombia, que datan de hace más de Hace 5.000 años”, manifiesta.
Hipótesis arqueológica peruana sobre el origen del cacao
Cabe indicar que este importante estudio científico sobre el origen y la domesticación del cacao, confirma la hipótesis planteada por el arqueólogo peruano Quirino Olivera, quien como parte de sus investigaciones iniciadas en 2016 en el sitio arqueológico Montegrande, ubicado en la provincia de Jaén, en la ceja de selva del departamento de Cajamarca, sostiene que este fruto se cultivó y domesticó hace más de 5,000 años por poblaciones establecidas en territorio amazónico peruano.
Las conjeturas sobre la posibilidad de comprobar la hipótesis de la existencia de semillas de cacao con una antigüedad superior a la de Centroamérica, donde se pensaba que era la cuna del fruto, se basan en el hallazgo, en 2014, de restos de almidón de cacao en vasijas ceremoniales en un templo en el cantón (municipio) de Palanda, en la provincia ecuatoriana de Zamora Chinchipe. El río Chinchipe cruza la frontera ecuatoriano-peruana y se convierte en tributario del gran río Marañón, que atraviesa el departamento de Cajamarca, en el norte peruano, y es afluente del río Amazonas, el más caudaloso del planeta y que nace en el Perú.
Las pruebas de carbono 14 realizadas a estos restos de almidón determinaron que este vestigio de cacao se remonta a 5,500 años de antigüedad. “Este descubrimiento probó que las poblaciones amazónicas conocían, cultivaron, domesticaron y dieron un uso ceremonial al cacao, mucho antes que lo hicieran las culturas centroamericanas”, afirma el arqueólogo Quirino Olivera.
Con información de Andina