Las cifras han encendido las alarmas en el país ya que esta actividad, hasta ahora prohibida en esos territorios, puede ser legalizada con la venia del Legislativo.
Entre 2019 y 2021 las extracciones mineras acabaron con 7,401 hectáreas de vegetación nativa en reservas indígenas de la selva amazónica brasileña, una cifra que prácticamente triplica las 2,420 hectáreas de vegetación que fueron devastadas por el «garimpo» (como se conoce a la minería artesanal) entre 2016 y 2018, durante los tres años anteriores a la llegada del líder ultraderechista al poder.
El «garimpo» es considerado por los ambientalistas como una de las principales amenazas de la Amazonía y según ellos está lejos de operar en escala artesanal, pues la forma en que se lleva a cabo semeja a las de organizaciones industriales.
Bolsonaro, sin embargo, defiende su legalización. En febrero aprobó un decreto que prácticamente oficializó el fomento del garimpo en Brasil, especialmente en la Amazonía.
Con información de EFE /Andina