El reconocimiento del error llega después de una ola de críticas por parte de los ciudadanos, quienes cuestionaron la pertinencia de nombrar la avenida que une a los sectores San Isidro y Montegrande, como «José Lizardo Tapia Díaz». A pesar de las demandas de los vecinos y de la evidente incongruencia con las normativas vigentes, el error fue admitido tardíamente por el alcalde, quien ahora propone una revisión en el próximo consejo ordinario.
Mientras tanto, Tapia se apresuró a desligar a la Municipalidad de cualquier responsabilidad en la instalación de una placa en la avenida. Aunque asegura que la iniciativa provino de los residentes de los sectores beneficiados con mejoras viales, la falta de claridad sobre quién financió y autorizó la placa genera suspicacias y cuestionamientos sobre la transparencia y el manejo de los recursos públicos.
El Burgomaestre provincial intentó justificar las obras realizadas en la avenida como parte de un plan de mejora vial, destacando la ampliación y el mejoramiento de calles. Sin embargo, la falta de consulta adecuada con la comunidad y la evidente falta de planificación demuestran una gestión deficiente y desconectada de las necesidades reales de los ciudadanos.
Es relevante subrayar que este acuerdo polémico fue aprobado por unanimidad por el Consejo Municipal, lo que plantea serias preguntas sobre la calidad del debate y la rendición de cuentas en este espacio municipal.